Ayer tuvimos ciertos problemas logísticos a la hora de realizar la subida diaria del viaje, así que ahora tocar reescribirlo de nuevo, por lo que será bastante más resumido.
El día amaneció un poco neblinoso, y después de desayunar pusimos rumbo a Hollywood. Dejamos el coche en un parking cercano y comenzamos a ver las primeras estrellas en el suelo. Siguiéndolas, llegamos hasta el teatro chino de Sid Graumman, así que ya podía decirse que estábamos en el centro del mundo cinematográfico. Tras hacernos múltiples fotos con las huellas de los famosos! andamos 20 metros y contemplamos el teatro Dolby, antiguo teatro Kodak. Para poner en situación a los no cinéfilos, allí es donde se realiza la ceremonia de entrega de los Óscar todos los años.
Cuando tuvimos las fotos de rigor, andamos a lo largo del paseo contemplando todas y cada una de las estrellas, y como aquí las distancias son tan largas, paramos en un bar a tomar un refrigerio, el Rusty Mullet. Allí le preguntamos a la camarera cuál era el cementerio de las estrellas y cómo llegar, y cuándo salimos del bar nos dirigimos a pie hasta allí.
Aviso para todo el mundo: no recomendamos ir andando a ningún sitio, aquí el coche debe reemplazar a los pies, porque todo esta habilitado para ir en coche, y nosotros decidimos ir andando hasta allí porque parecía que quizás no quedaba tan lejos. Error. Quizás la caminata sea lo de menos, pero el sol de L.A. es traicionero. Al final del día acabamos todos un poco quemados, aún así, tened presente ese consejo.
Cuando llegamos hasta el Hollywood Memorial, vimos una pareja de colibríes revoloteando en una enredadera. Al menos, eso seguramente no lo habríamos visto de haber ido en coche (quién no se conforma es porque no quiere).
Compramos un mapa y fuimos a ver la tumba de los Ramones y de Vampira, y una pareja nos preguntó que sí sabíamos donde estaba enterrado Mickey Rooney, que había sido enterrado allí la semana anterior. Como no aparecía en el mapa porque no estaba tan actualizado, les dijimos que no y nos fuimos sin verlo, pero bueno, tampoco teníamos especial interés... Así qué decidimos irnos y a la que estábamos saliendo vimos un montón de pavos reales entre las tumbas, así que también los fotografiamos.
De vuelta en el paseo de la fama y tras otra caminata interminable, comimos en un mexicano, bastante bien por cierto. Hay que acostumbrarse al tema de las propinas, porque una cosa es cierta, los camareros y camareras otra cosa no, pero atentos y predispuestos son un rato. Mucho más que en España. Buscan la tip.
Después de comer, nos fuimos a hacernos fotos hasta el cartel de Hollywood, para después ir a ver atardecer al observatorio Griffith, donde se pueden ver las mejores vistas de todo L.A.
Allí estuvimos hasta que anocheció, y para terminar el día fuimos a un Hooters a tomar algo. Fuimos al del Staples Center (el estadio de los Lakers y los Clippers), que queda cerca del hotel. Además como ese día había partido había más ambiente por la zona. Cuando terminó el partido (ganaron los Clippers de paliza a Golden State 138-98), todos los angelinos estaban por las calles de celebración, y con esa celebración nos fuimos al hotel. Al día siguiente tocaría Universal Studios.
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